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Ajoblanco

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Fácil 4
personas
20 min.
de preparación
Vegetariano Fuente de fibra

Qué me aporta esta receta...

Ajoblanco
Receta de Ideal
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Las sopas y cremas son platos que ocupan un lugar destacado en la gastronomía de todos los países del mundo, cada uno con su propio estilo. En España, el ajoblanco es una de las sopas frías más conocidas. Esta receta, considerada una variante del gazpacho andaluz, cuenta con todos los ingredientes que necesita una buena sopa y además, está deliciosa en frío, para que también puedas disfrutar de estos platos de cuchara durante los meses de verano.

El ajoblanco es una receta típica de la cocina andaluza y extremeña, aunque sus orígenes podrían remontarse hasta el Imperio Romano y la Antigua Grecia. Al igual que el gazpacho o la tortilla de patatas, esta sopa fría nació como un plato humilde, aprovechando ingredientes tradicionales de la huerta mediterránea.

Aunque existen diferentes formas de prepararlo, la receta básica suele incluir pan y almendras molidas, ajo, agua, aceite de oliva, sal y vinagre. En Almería, el ajoblanco suele tomarse mojado en pan, igual que el alioli de leche, mientras que en Granada suelen servirlo con patatas asadas y en Málaga y Extremadura acostumbran a acompañarlo con uvas o trozos de melón.

¿Quieres conocer más sobre la historia de esta deliciosa sopa fría? Más abajo te contamos más detalles y curiosidades sobre el ajoblanco y sus diferentes variantes. Y ahora, ¿te animas a prepararlo?

Como ves, el ajoblanco resulta una receta nutritiva, saludable y de lo más rica. Si te gusta comer o cenar ligero, esta sopa es perfecta para ti. Además, su sabor refrescante la convierte en una opción ideal para los meses de verano, demostrando que, sea cual sea la estación, ¡siempre es buen momento para un buen plato de sopa! También es habitual servirlo al final de las comidas, para limpiar y refrescar el paladar entre el plato principal y el postre.

Como ocurre con otras tantas recetas tradicionales, no existen referencias precisas sobre el origen del ajoblanco. Almáchar, en Málaga, y Aceuchal, Palomas o Puebla de la Reina, en Badajoz, son algunos de los municipios que se disputan su autoría. En la localidad pacense de Herrera del Duque, la degustación del ajoblanco es uno de los platos fuertes dentro de sus fiestas populares, celebradas el 15 de agosto, mientras que en el municipio malagueño de Almáchar se celebra un concurso gastronómico en torno a este plato tradicional cada primer sábado de septiembre.

Más allá de sus ingredientes básicos, comunes a todas las variantes del ajoblanco, cada región añade a esta sopa su toque personal, preparándola y sirviéndola de distinta manera. En Almería, es frecuente añadir al ajoblanco un poco de zumo de limón exprimido, para favorecer la emulsión durante el batido y lograr una sopa espesa y consistente.

En Córdoba, las almendras se sustituyen por huevo y leche, mientras que en Granada existe una variante conocida como ajoblanco alpujarreño, con patatas y judías verdes.

En Extremadura, el ajoblanco es un plato típico del verano, que suele tomarse como alternativa a las típicas migas. La variante extremeña de esta receta incluye también frutas y hortalizas de temporada, como tomate troceado, lechuga, pepino, pera o melón, así como pan duro y hierbas aromáticas, como la albahaca. Para hacer esta sopa aún más nutritiva, en algunas zonas también añaden carne de conejo asado a la brasa y deshuesado o usan el huevo para aportar consistencia.

¿Y para acompañarlo? La gastronomía española también cuenta con multitud de propuestas para realzar el sabor fresco y delicado de esta sopa. En esta ocasión, nos hemos decantado por las uvas, típicas del ajoblanco extremeño y malagueño, pero también es habitual acompañarlo de alimentos más contundentes, como los torreznos o la tortilla de patatas. aSi quieres darle a este plato un toque sofisticado, prueba a servirlo con unas bolitas de melón, higos frescos o incluso, sandía, para darle un punto extra de color. ¡Delicioso!