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Salsa bechamel IDEAL para croquetas

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Fácil 4-6
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5 min.
de preparación
10 min.
de cocción

Qué me aporta esta receta...

Salsa bechamel IDEAL para croquetas
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¿Estás buscando la fórmula definitiva para unas croquetas perfectas? El rebozado o el punto de fritura son importantes pero, sin duda, el secreto de unas buenas croquetas caseras reside en la salsa bechamel. Esta salsa es una receta básica que te ayudará a sacar el máximo partido de cualquier plato de pasta o verduras, desde unas sencillas espinacas gratinadas a una deliciosa lasaña, además de darle al relleno de tus croquetas una textura suave y jugosa que marcará la diferencia.

La salsa bechamel está considerada como una de las tres salsas madres o universales, de las que se derivan todas las demás, junto a la salsa de tomate y la mayonesa. La receta tradicional usa como ingredientes principales harina, mantequilla y leche, aderezados con una pizca de sal y nuez moscada. En esta ocasión te proponemos una variante elaborada con leche evaporada, más densa que la leche entera por contener menos agua, por lo que resulta una alternativa estupenda para una salsa bechamel para croquetas.

¿Quieres conocer más sobre la historia de esta salsa? ¿Con qué tipo de ingredientes puedes acompañarla para preparar tus croquetas? Más abajo encontrarás más consejos para conseguir una salsa bechamel con el punto perfecto para estos bocados calientes, fantásticos tanto para la cena o la comida como a la hora del aperitivo.

¿Qué te ha parecido esta receta de salsa bechamel ? Fácil, ¿verdad? Apenas se necesitan 15 minutos para prepararla y lograr que tus croquetas tengan ese sabor único que caracteriza a la cocina casera de toda la vida. Como has visto, su proceso de elaboración consta de solo cuatro pasos, pero todos ellos son importantes para conseguir un buen resultado final.

¿Cuándo y cómo nació la salsa bechamel? Algunas versiones sitúan su invención en la ciudad italiana de Florencia, por parte de los cocineros de Catalina de Médici, que importarían la receta a Francia tras el matrimonio de la noble con el rey francés Enrique II en 1533. Otros historiadores atribuyen la creación de la salsa bechamel a los cocineros del duque francés Louis de Béchameil, del que tomaría su nombre. El chef francés François Pierre de La Varenne ya hace referencia a la receta de esta salsa en su libro de cocina 'Le Cuisinier Français', publicado en 1651.

El roux blanco, elaborado con mantequilla y harina, es la base de toda salsa bechamel. Aunque esta receta no reviste demasiadas complicaciones, sí precisa un requisito fundamental: la paciencia. A la hora de mezclar la mantequilla y la harina, deja tiempo para que la está última se dore un poco. Así evitaremos el sabor de la harina cruda y además, conseguiremos una base bien ligada sobre la que añadir el resto de ingredientes.

Una vez esté listo el roux blanco, solo es necesario ir incorporando la leche evaporada poco a poco. ¿Cómo conseguimos una salsa bechamel sin grumos? El truco está en no dejar de remover la mezcla, hasta que la textura quede suave y uniforme. No necesitas remover muy rápido, pero sí de forma constante, para integrar bien la mezcla.

Si quieres una salsa bechamel más baja en grasas, también puedes sustituir la mantequilla por aceite de oliva y usar una leche evaporada semidesnatada o desnatada, sin alterar el resultado. Y aunque hasta hace algunos años, la salsa bechamel era un capricho vedado a los intolerantes a la lactosa, actualmente también podemos encontrar en el mercado tanto mantequilla como leche o leche evaporada aptos para los comensales que no pueden digerir este azúcar.

Después, solo queda añadir a la salsa bechamel tus ingredientes favoritos para completar el relleno de tus croquetas y aquí ¡las posibilidades son inmensas! Jamón, pollo, verduras, champiñones... Las croquetas son una forma excelente de aprovechar los restos de comidas anteriores, como la carne de cocido. Y si quieres un bocado gourmet ¿qué te parecen unas croquetas de morcilla o de setas con un toque de cebolla caramelizada?